La familia Magro Magro, que tanto había aportado al patrimonio de Crevillent, centró sus miradas en el Vía Crucis penitencial que recorría las calles de la localidad. Es entonces cuando se ponen en contacto con el escultor Juan García Talens, discípulo de Benlliure, y deciden dotar a la Semana Santa de un crucificado.

La imagen del Santísimo Cristo del Perdón y de la Buena Muerte llegaría a Crevillent en 1950, incorporándose dos años más tarde (en 1952) a las procesiones pasionales.

Un grupo de jóvenes de Acción Católica adquirieron el compromiso de organizar el desarrollo del Vía Crucis, que estaba en decaída, así como de participar en la procesión del Encuentro (Domingo de Resurrección) a través de la Regina Pacis. De esta forma participaban directamente en dos de los momentos de la Semana Santa: el Calvario y el Encuentro.

Con el paso de los años, la devoción por los actos penitenciales y de meditación comenzaron a vivir sus horas más bajas con escasa afluencia de fieles, dejando de procesionar la imagen y quedando expuesta en la Parroquia de la Santísima Trinidad por casi una década.

Llega 1.981, va a ser la primera Semana Santa que se organice desde el Consejo Rector de la recién constituida Federación de Cofradías y Hermandades. Es en este año cuando un grupo de jóvenes, empujados con el apoyo total del recién elegido presidente de la Federación y Párroco, D. Antonio Borruel, plantean el no dejar Jueves Santo sin procesión, tomando la iniciativa de recuperar el Vía Crucis Penitencial desaparecido.

Por primera vez, tras ocho años, el Cristo del Perdón y de la Buena Muerte “abandona” la Parroquia de la Trinidad. Todo está preparado para la procesión, pero una tormenta hace suspenderla. Unos días después, cuando el grupo de jóvenes se disponía a devolver la imagen a la iglesia nadie les abrió la puerta, teniendo que regresar al local donde permanecía guardado con el crucificado.

Es entonces cuando alguien dijo: “¿Qué os parece si hacemos una cofradía y participamos en la procesión del Santo Entierro?

Ese Sábado Santo de 1981, sin papeles, sin asambleas, pero con una gran ilusión de estos jóvenes, y con el apoyo del Presidente de la Federación y el propietario de la imagen D. Álvaro Magro, el Cristo del Perdón y de la Buena Muerte se iba a constituir como cofradía.

Para la Semana Santa de 1982, la Cofradía ya había captado una centena de socios, diseñaron el escudo, hicieron los bocetos de las vestas, un trono, candelabros, y procesionaron por primera vez. Ese Sábado Santo, 10 de abril de 1982, 57 vestas, un coro y 24 mantillas acompañaron al Santísimo Cristo del Perdón y de la Buena Muerte en su primera procesión del Santo Entierro.

En 1.990 se confirma lo que era una realidad. La junta directiva del Cristo del Perdón, participaba desde hacía varios años en el arreglo, montaje y procesión de la Regina Pacis en la gloriosa mañana del Domingo de Pascua. Ese año se decide que pase a formar parte de la cofradía que pasaría a denominarse del “Santísimo Cristo del Perdón y de la Buena Muerte y Regina Pacis”.