La Negación de San Pedro cumple siglo y medio de historia y tradición

Cuatro generaciones portando a hombros una de las imágenes más antiguas de la Semana Santa crevillentina. La Cofradía de la Negación de San Pedro, más conocida como el Pas del Pollastre, cumple 150 años y lo rememora de la manera más modesta, con un encuentro familiar y un reparto de pines de cerámica que reflejan el conjunto escultórico, unas manualidades elaboradas por los usuarios del Centro de Educación Especial Tamarit.

«No queremos hacer grandes celebraciones. Somos una cofradía pequeña y preferimos invertir el dinero en ir puliendo y mejorando aspectos del paso», explica Francisco Penalva, presidente de la cofradía. Entre esas mejoras están valorando remodelar, de cara a las próximas celebraciones, las faldillas y los cojines que van aparejados con las varas, para que sean más cómodos a la hora de levantar este paso que procesiona cada Miércoles y Viernes Santo durante La Pasión y Subida y Bajada de El Calvario. Ya en 1957 realizaron uno de los mayores cambios con la sustitución del trono y, desde entonces, se han hecho algunos arreglos como el reemplazo de trajes, hace una década, que fueron confeccionados por miembros de la propia familia, como también la sustitución del material de la superficie por una de parquet, instalación de alumbrado led o el intercambio de las ruedas por varales,«un esfuerzo que hicimos en la década de los setenta para incrementar el número de agarraors», señalan desde la junta directiva. Asimismo, actualmente son 130 socios entre los que se encuentran 40 costaleros que cuentan con el acompañamiento de una docena de timbalistas, donde la gran mayoría son mujeres y adolescentes.

 

El conjunto data de 1867, pero las primeras actas que se registran son de 1927, cuando fue adquirido por Vicente Bautista Penalva, al que los crevillentinos llamaban «el tío Ruch», mote que hoy se mantiene entre los descendientes que hoy por hoy siguen portándolo.

Por otro lado, el grupo escultórico es obra de Antonio Riudavets y fue de los primeros en ser restaurado en 2015 con el plan del Ayuntamiento de Crevillent en colaboración con la Federación de Cofradías y Hermandades. Como anécdota, los propietarios cuentan que la imagen es más realista desde que finalizaron los trabajos de recuperación, ya que, por ejemplo, se descubrió que la armadura que porta el romano es de plata, «más valiosa de lo que pensábamos, porque había un desgaste importante en las imágenes debido a malos restauradores anteriores que habían pintado por encima, con lo que se habían enterrado detalles como las venas de los personajes», señala Penalva.

Entre alguno de los hitos de esta cofradía se encuentra la de ser la primera en Crevillent que apareció como imagen de la Lotería Nacional el 27 de marzo de 2004. Como particularidad, además, son los únicos que no introducen el paso en la iglesia Nuestra Señora de Belén durante el Miércoles Santo porque las dimensiones del trono dificultan que pueda acceder al interior del templo sin que se dañen las figuras laterales de los ángeles. En definitiva, en este año de celebración siguen trabajando de cara a los nuevos actos pasionales manteniendo otra de las esencias que les da el nombre, como es el gallo disecado que conforma el paso y que cada tres años suministra Manuel Mas, amigo de la familia.